Unos minutos de menos
Uno de los consejos que más hemos recibido los impuntuales es adelantar unos pocos minutos el reloj, para que al creer que somos puntuales en verdad estemos llegando unos minutos antes.
En mi caso dicho sistema nunca ha funcionado muy bien. De hecho, ha sido contraproducente. Si uno sabe que lleva el reloj adelantado puede relajarse pues todavía tiene unos minutos de margen. Muchas veces, en esos minutos de margen se comienzan nuevas tareas que por mala planificación acaban causando que lleguemos tarde una vez más.
Así que ¿por qué no probarlo a la inversa? Si se lleva el reloj atrasado unos minutos, no queda margen para distraernos con algo, pues no contamos con tiempo. Tenemos que estar allí antes de que las agujas lleguen a su posición.
Lo ideal sería no saber cuántos minutos de retraso llevamos, para evitar caer en el error del primer planteamiento, pero por lo menos supone un cambio en el pensamiento de rutina, lo que ayuda a centrar la atención. Al menos los primeros días.
8 febrero 2006, 11:27
Oye, ¡muy buena idea!
Yo creo que voy a ponerlo en marcha. Desde luego, es un cambio original que puede ayudar a romper (malos) hábitos.